miércoles, 26 de noviembre de 2008

Carta a mi Madre

Torreon, Coah. Septiembre de 2005

Madre:

Hace unos dias me pediste que te escribiera una carta y creéme que lo hago con muchísimo gusto.

He estado tratando de recordar en que momento empecé a decirte Madre en lugar de mamá, no logro ubicarlo pero sí recuerdo que fue después de que tú me confesaste que te gustaba más Madre. A mi también me gusta más, como que es una palabra que encierra con mucha fidelidad lo que uno siente por el ser que le regalo la vida. Desde entonces has sido mi madre, con Mayúsculas.

A propósito de este recuerdo, fue también después de una platica contigo cuando empecé a amarte en toda la extensión de la palabra, ¿te acuerdas? llevaba yo algunos años totalmente descarriado y te pedí que me platicaras tu historia, recuerdo que tenía una gran necesidad de saber TODO acerca de ti. Para mi sorpresa esa platica me ubicó en la realidad pues también conocí a mi padre, increíble, yo lo veía como un ser de otro mundo y resultó que no, él era tan humano como yo, y lo mejor, tan parecido a mi, que no sabes el bien que me hizo, ha sido madre, el mejor regalo que me hayas hecho, porque a partir de entonces empecé a amarme en serio y sólo entonces pude amarte a ti como lo he hecho desde entonces, con toda mi alma.

He de decirte que para entonces estaba yo muy verde, no te sé decir si muy inocente o muy tonto, pero conocer tu historia fue el descubrimiento más importante de mi vida y te voy a decir por qué: De tu relato aprendí que todo lo bueno que tengo, te lo debo a ti. Cuando he hecho ejercicios para identificar mis cualidades, éstas, siempre apuntan a ti y si se trata de valores, esos que se maman y quedan tatuados en el alma, también tienen que ver contigo. No dudo que algunos problemitas en mi carácter se hayan venido junto con pegado, pero esas pequeñas imperfecciones también me hacen ser lo que hoy soy, y ¿sabes una cosa Madre?..... Yo estoy muy a gusto así, tal y como soy.

Tú me enseñaste que las mujeres son tan inteligentes o más que los hombres. Me enseñaste que la mujer es fuerte y puede jugar el mismo rol que el hombre en la familia. Fuiste el modelo para que yo pudiera elegir compañera; ésta debía ser inteligente, tierna, noble y fuerte, cualidades que poco a poco y a lo largo mi vida fui descubriendo en ti. Hoy tengo una esposa maravillosa, mejor imposible, y sabes.... tú me ensañaste a elegir.

El valor de la amistad, ¡cuanto te agradezco esta herencia!, gracias a ti tengo un tesoro inmenso e incalculable en cada uno de mis amigos, y también te debo que este tesoro no tenga límites porque sé que puedo tener tantos amigos como yo quiera - sólo tengo que enseñarlos a comer - Tú sabes a que me refiero con esto, aprendí la lección, he sabido escoger a mis amigos y he podido crecer a su lado. ¡Gracias también por esto!

Las grandes lecciones de la vida se dan con el ejemplo, se viven todos los días. El dolor ha sido una constante en tu vida y siempre lo has vivido con entereza y dignidad, te creciste a los desafíos que la vida te puso y los libraste con maestría, Madre, has sido grande. Después de conocer tu historia, todas las piezas encajaron, pude ver congruencia entre lo que siempre me dijiste (incluidos los regaños) y lo que hiciste. Habrá cosas que no me han quedado claras, (ya llegará la luz si es que debe llegar), seguramente errores que cometiste en el camino, pero... ¿qué padre esta libre de cometerlos?

No me queda duda alguna de que has sido una consentida de Dios. ¿Te das cuenta de que finalmente todo ha salido como Él lo dispuso? Cada uno de tus hijos ha vivido lo que ha tenido que vivir para crecer, lo mismo que tu. Puedes estar satisfecha Madre, puedes estar segura de que entregaras buenas cuentas en su momento, por mi parte has desbordado todas mis expectativas. Me has ensañado nada menos que a vivir sin miedo, a buscar lo que quiero, a defender mi libertad para ser y hacer, esto sin duda es algo que siempre admiré de ti. Has vivido tu vida con intensidad, desafiando al futuro y construyendo un presente que sólo puede lograrse con la Fe que has tenido, esa Fe que también te robe. Todo esto ya te lo he dicho antes, tal vez por esto estoy batallando para escribir esta carta, pero bien vale la pena decirlo de nueva cuenta.

Algo que no he hecho aún, es darte las gracias por dejarme ser tu papá. Rosita, creo que sí te hizo falta mano dura en algunas cosas, pero este año y medio que llevamos juntos y que decidí, unilateralmente, ser tu papá, he podido sorprenderme al ver los pasos que has dado. Te has reconciliado contigo misma; pudiste hablar con Mari y de alguna manera te has podido despedir de ella, has podido compartir su dolor y le has hecho saber que estas con ella. Te has reconciliado con Rubén. Has logrado aceptar que los que te rodean pueden amarte y puedes recibir su amor, finalmente Tita y Elvira han entrado en tu corazón, ese corazón humilde que puede agradecer las muestras de amor que te tienen todos los días. Según yo te faltaba dar ese paso para poder ser feliz, estoy seguro que ya nada será como antes, tienes todo para encontrar la felicidad, es más, estoy cierto de que ahora eres inmensamente feliz.

Te has fijado que en los últimos meses te has convertido en Rosita, pues es que me he tomado muy en serio el papel de papá, que rico se siente ser tu papá, eres una hija muy aplicada, responsable, alegre, coqueta; tus maestros y amigos del kinder te quieren mucho. Eres sin duda la mejor alumna. Eso me hace sentir verdaderamente muy feliz, he sido, Rosita, un papá muy orgulloso. Y tú, ¿cómo te has sentido ahora que ya eres Rosita Macedo? Que alegría me dio encontrar la foto del viejo, siempre supe que sería yo quien te llevaría a tu padre y ya ves, sin saber cómo y por qué así lo quiso Dios, por fin despejaste la duda. El viejo se ve guapetón, por eso saliste tu como saliste, Te ha cambiado la personalidad últimamente, como tu dices, ahora eres Rosa Macedo, siempre lo fuiste. Yo se que estas completa ahora que sabes de Don José María, tus ojitos brillan de forma diferente. Estoy feliz por ti, porque sé lo mucho que deseabas encontrar tus raíces Rosita Macedo, ya hasta aceptaste que su foto este frente de ti.

Madre no he podido terminar mi carta, he estado muy ocupado y distraído tratando de hacerte menos penoso el transe que estas viviendo. Si pudiera decirte que muy pronto estarás gozando de la paz y la felicidad. Se que quieres saber lo que tienes, lo que te tiene postrada y sin poder ir a tu escuela, estás enferma Madre, y aunque yo quisiera darte buenas nuevas estoy cierto que no podré hacerlo, te estas yendo. Que felicidad por ti, pero, ¿te digo?.... me esta causando mucho dolor verte tan frágil, no esta siendo fácil, nada fácil empezar a entender que pronto nos quedaremos sin ti. ¡Ay Rosita!, ya no sé si es verdad que estaba listo para esto, creo que no, creo que me va costar mucho trabajo dejarte ir, pero te prometo que lo intentare. Te vi muy contenta ahora que estuvieron Fabiola, Pepe y Armandito en la casa, esas muestras de cariño, hablan de lo que siempre has dado a los que te rodean. Amor.

Están empezando a llegar mis hermanos, sé que estarás contenta porque de alguna manera adivino de que nos quieres reunir a todos. Espero de todo corazón que podamos estar los siete juntos cuando tengas que dejarnos.

Estoy empezando a entender que esta carta la estoy escribiendo para mí, creo que ya no habrá tiempo para que la escuches, he pasado la mayor parte del tiempo fuera de mi oficina, se me va el día en ir y venir a la farmacia, al doctor, no quiero que sufras.

Hoy llega Rosa, la única que falta, has preguntado tanto por ella, que he tenido que hablar con Benjamín para que la mande. Ya la conoces, está llena de chamba y en el fondo no quiere terminarla. Creo que tiene miedo de venir, tanto como yo de quedarme aquí; pero no pienso dejarte, estaré cerca de ti, te lo prometo. Les daré todo el espacio a mis hermanos que no han podido estar contigo tanto tiempo como yo. No te asustes Madre, recuerda que eres consentida de Dios y estoy seguro de que Él te dará la muerte que tanto le has pedido.

19 de octubre de 2005.

¡Ay Rosita!, no podré leerte la carta, aunque estoy pensando que seguramente podrás escucharla hasta donde estas ahora, hace 10 días que te fuiste. Fue como tu querías, como si te hubieras quedado dormida, ahora estas en completa paz, estoy seguro que estas en el lugar en donde todo es felicidad, ese que nos platicaste apenas dos días antes de partir. ¿Qué? Súper ¿no?

Te voy a extrañar muchísimo, estoy muy triste porque me haces falta pero muy pronto la tristeza se irá y me llenare de alegría, dame chance de vivir mi egoísmo al 100%, tengo que hacerlo para dejarte ir, te prometo que no durara más de lo que debe durar y después...... después seguiré mi camino, y estarás conmigo como siempre; cuento con tu capacidad de gestión, no se te puede atorar nada, si aquí no se te atoró, mucho menos allá.

Te platico que tuviste una misa de despedida INCREIBLE, estoy seguro de que la disfrutaste. Te quiero siempre Madre, te amaré siempre. Hasta pronto, estaré esperando tu bendición todos los días.

Pancho.


No hay comentarios: